Batman: “¿Qué le pasó al Vengador Enmascarado?” — Melancolía en Gotham City
Llegó el momento de despedir al Caballero de la Noche
Sanborns es mi fuente inagotable de próximas historias a leer sobre Batman. Que luego termino adquiriéndolas para Kindle es otra historia. En estos días me topé con una historia que me atrapó con su portada para dar paso al título: «¿Qué le pasó al Vengador Enmascarado?»
Entonces leí la siguiente sinopsis:
Es el vengador de Gotham City, su espíritu vengador, su Caballero Oscuro. Durante años ha librado una guerra en solitario para mantener sus calles. Pero esta noche, esa guerra ha cobrado su última y mayor víctima…
Al mismísimo Batman.
El Vengador Enmascarado yace en un ataúd en el Callejón del Crimen, el lugar donde nació. Sus amigos más íntimos y sus enemigos más mortíferos se reúnen para presentar sus últimos respetos. Cada uno de ellos cuenta una historia muy diferente del Batman que conocieron: cómo vivió… y cómo murió.
Como una sombra en la noche, una figura oscura vigila este macabro memorial.
Sabe que es imposible que las contradictorias historias que cuentan estos héroes sean todas ciertas. Antes de que acabe la noche, antes de que se cierre la tapa del ataúd de Batman para siempre, deberá responder a la pregunta:
¿QUÉ LE PASÓ AL VENGADOR ENMASCARADO?
Ni hablar, tenía que saber qué le ocurrió a nuestro protector de Gotham City, y mejor si detrás de la historia está un crack mundial.
NEIL GAIMAN: EL GENIO DETRÁS DE LA HISTORIA
Esta emotiva historia nace de la imaginación de Neil Gaiman, un prolífico escritor inglés conocido por obras como The Sandman (hay una adaptación en Netflix que no he visto), Coraline, American Gods (en Prime Video) y otras que le han dado fama mundial.
Esta novela gráfica abre con el prólogo del mismo Gaiman, quien confiesa que Batman siempre ha sido y será su “consentido”. Ese que estuvo ahí desde el primer día, y del que siempre quiso escribir algo.
Y ese algo es legendario, melancólico y triste. Porque sí, es extrañísimo ver a Batman en un ataúd, porque logra hacernos creer que el gran murciélago es un hombre real y no un personaje de ficción.
Te pido por favor que no te sales esas dos páginas para brincar de lleno a la historia, pues, como el mismo Neil confiesa: es una carta de amor al personaje.
UN MERECIDO DESCANSO PARA BATI
Ni siquiera la gente que ha vivido bajo las piedras es indiferente al nombre de Batman. Desde que tenemos uso de razón, le recordamos recorriendo los techos de Gotham City para limpiar su ciudad de la putrefacción que la habita.
Muchos empatizamos con el personaje porque todos queremos un mundo mejor, un mundo libre de crímenes, un mundo donde los malhechores reciban castigos por sus fechorías, y porque, además, ¿a quién no le encantan los buenos detectives?
Batman es famoso, entre otras cosas, porque es humano. No es Superman ni Aquaman ni Flash. Lo mejor que tiene es su cerebro y un físico que ha recibido más castigo que el que un hombre normal podría aguantar. Y por eso, se siente real, se siente que un día, podríamos encontrar un vigilante como él que nos brinde seguridad en las calles.
Por todo esto, duele realmente verle en el ataúd, pero, es justo, porque al final, Batman es una especie de alma en pena. Atrapa un criminal y salen dos nuevos. Así es el crimen, y así es él, incansable hasta que encuentra su descanso eterno, dejándose, literalmente, la vida, por una Gotham mejor.
UN EMOTIVO ADIÓS
Esta historia es peculiar. En algún bodegón del Callejón del Crimen, se dan cita sus amigos y enemigos por igual. Ahí veremos a Alfred recibiendo a todos, incluyendo a “celebridades” como el detective Bullock y Jim Gordon del lado policiaco, mientras que los más famosos de los enemigos harán acto de presencia.
Todos quieren brindar su último adiós y algunos de ellos se animan a contar cómo es que El Caballero de la Noche terminó en el ataúd. No te diré quiénes porque la novela no es tan extensa (124 pág., pero solo 78 son de la historia como tal), pero los que pasan al frente, quieren llevarse el crédito de saber qué fue lo que pasó. Hay maderas que no agarran barniz, sin duda.
La primera narración me pareció triste y melancólica, pero la segunda fue desgarradora. No quiero entrar, otra vez, en materia de spoilers, pero, veremos cómo hizo Alfred para lidiar con el trauma de Bruce desde aquel día que perdió a sus padres. Es de esos momentos donde dices: ¡Qué injusta es la vida!
Y sí, parece que estoy hablando de un personaje real, porque así de buena es la historia.
La obra consta de dos partes: la primera en donde le despiden amigos y enemigos, y la segunda, con esa figura de la que habla la sinopsis, teniendo un diálogo final con nuestro querido Bruce.
La realidad es que se va como agua porque la parte artística es soberbia. Andy Kubert estuvo a cargo del dibujo, mientras que Scott Williams (entintado), Alex Sinclair (colores) y Jared K. Fletcher (letras) completaron un cuarteto exquisito en materia visual.
COMENTARIO FINAL
Desde Batman: Death Mask tenía pendiente volver a Ciudad Gótica. Tenía ganas de acompañar al bueno de Batman en alguna misión y por azares del destino, terminé dándole también el último adiós.
Siempre he sido fan del Caballero de la Noche, aunque desde hace algunos años me he propuesto leer las historias clásicas que engrandecieron su legado.
Neil Gaiman ha creado una historia conmovedora sobre el final del Vigilante favorito de todos que me ha dejado algo tocado. Sí, es ficción, pero la ficción se basa en la realidad, y nunca es fácil cuando alguien que “conoces de toda la vida”, de pronto, ya no está.
Claro, este es solo un arco e historia independiente, pero igual, lleva a pensar que un día, podrían darle un verdadero descanso al mejor detective del mundo.
MI CALIFICACIÓN
10 de 10
La historia es relativamente breve pero intensa. Sin embargo, incluye tres historias adicionales, de las clásicas de Batman, para seguir recordando varias de las etapas de nuestro querido murciélago. No te las pierdas, especialmente, esa de Batman: Black and White en donde se supone que realmente Batman y el Joker son personajes de una serie de televisión y tienen que estudiar sus diálogos mientras los llaman a escena.
¡Es imperdible!