¿Cansado del cine moderno? La cura que me funcionó
Una guía personal para reconciliarte con las películas
Hace cerca de un año escribí la primera parte de mi relación actual con el cine. Desde entonces he intentado remediar la triste situación con la gran pantalla. Me encanta, me fascina… pero no es recíproco. Las ofertas en los cines de toda la vida siguen pasándome de largo, salvo alguna que otra excepción.
No quiero ser el típico ñoño aburrido que piensa que todo tiempo pasado fue mejor, porque no es verdad. Sin embargo, algunas cosas sí eran mejores, pero de eso hablaremos más adelante.
Hoy quiero contarte tres caminos que me ayudaron a reconciliarme con el cine, y que combinados, se disfrutan al máximo.
MUBI al rescate
Mientras las grandes cadenas de cine apuestan por sus refritos habituales de animación, terror o sagas de acción interminables, el cine “de arte” cada día encuentra menos espacios en la gran pantalla. Y está bien. El cine de arte es de nicho; no es algo que las masas quieran consumir. Al igual que los deportes, todo es entretenimiento. La mayoría quiere desconectar por dos horas, no reflexionar.
Pero estamos los otros loquitos que amamos el cine: los que salimos inspirados, reflexivos o motivados tras ver una gran historia.
En los últimos meses encontré en MUBI un tanque de oxígeno. Su propuesta cinéfila se acerca mucho a lo que ahora disfruto. He descubierto producciones de todo el mundo que me han sorprendido como pocas.
Aquí te dejo algunas que recomendaría sin dudar si buscas cine diferente, cine que te haga pensar. Y no, no hablo de esas películas deprimentes donde el drama inunda cada escena.






Yo veo cine para inspirarme, entretenerme y aprender. Por eso evito tanto drama y crítica social: con la vida real tengo suficiente.
Tip: el catálogo de MUBI cambia cada mes, así que siempre hay algo nuevo por descubrir.
Larga vida a la Cineteca Nacional
MUBI está bien y ayuda, pero al final es algo que consumes en tu celular, computadora, tele o proyector si andas exquisito. Nada de eso se compara con estar frente a la gran pantalla. Ahí es donde la Cineteca Nacional brilla con luz propia.
Ubicada al sur de la Ciudad de México, este complejo construido en 1984 respira cine en cada rincón. Si fuiste al cine en los ochenta o noventa, la nostalgia aquí se dispara al máximo. Sus diez salas tienen ese aire retro de aquella época.
Sí, Cinépolis tendrá salas modernas con Dolby Atmos y butacas nuevas, pero nada se compara con la atmósfera de la Cineteca. Aquí no vienes a ver Rápido y Furioso XIII, sino películas donde importan los personajes y las historias.
En los últimos meses vi aquí grandes películas como Anora (2023), ganadora del Óscar a mejor película extranjera.
Eso sí: la Cineteca tampoco es perfecta. Me encantaría ir más seguido, pero muchas veces la cartelera está llena de las eternas críticas sociales y dramas interminables. Yo busco historias amenas, tristes o divertidas, pero que transmitan un mensaje.
Aquí te dejo más recomendaciones de lo último que vi en este gran recinto. No están ya en cartelera, pero siempre se pueden conseguir en internet.






Redescubriendo los clásicos
MUBI y la Cineteca son geniales, pero siguen dependiendo de la cartelera del momento. El tercer paso de este plan es armar tu propia biblioteca cinéfila.
He estado revisando clásicos de todas las épocas, incluso de los años treinta. Antes pensaba que eran aburridos y anticuados. Gran muestra de ignorancia la mía.
Las buenas historias son atemporales: su mensaje conecta igual hace ochenta años que hoy.
La receta para curar la ignorancia es simple: elige una película antigua, vela y luego platicamos si “estuvo aburrida” o si más bien dices: “carajo, qué buena es, quiero más”.
Por lo pronto, aquí te dejo algunos de los clásicos que más he disfrutado en los últimos meses. Si es tu primera aventura con el cine viejo, con cualquiera vas sobrado.






¿Entonces era el cine o era yo?
Diría que ambos. El cine actual me gusta poco, pero siempre hay joyitas que aparecen y me llaman la atención. Tampoco diré que no veo estrenos del verano, porque sería mentira. Tan solo en julio me aventé Jurassic Park, Misión Imposible y compañía. Esas veces fui solo a entretenerme: eran vacaciones y quería desconectar.
Pero para el día a día prefiero historias que me transmitan algo. Y ahí entran en juego estos tres caminos que he compartido.
El cine me gusta demasiado. Es parte de mi vida. Lo estaba perdiendo porque no sabía dónde buscar, pero si quieres cambiar algo, la única forma es ponerse manos a la obra. Ahora sé que nunca me quedaré sin películas por ver, porque el oro está ahí, esperando a que lo busquemos.
Y ahora, si me disculpas, me voy a ver Yojimbo (1961), una de las grandes películas de Akira Kurosawa, el legendario director japonés, famoso, entre otras obras, por Los Siete Samuráis (1954) y Alto y Bajo (1963). Todas en un glorioso blanco y negro que luce tan bien como el día que se estrenaron.