Guía definitiva para empezar a leer literatura sin morir en el intento
Deja los pretextos y da el salto definitivo a las grandes historias escondidas en papel.
Nada es más enervante que amigos y conocidos te digan “es que me da flojera, prefiero la película”, cuando de leer se trata.
Y si bien me parece molesto, lo comprendo.
Yo era igual.
EL INICIO DEL TRAUMA
Tengo la teoría de que el repudio a la lectura comienza en fases tempranas.
En el colegio te ponen a leer historia cuando a esa edad solo quieres pasarlo bien con tus amigos, jugar algún deporte o hacer algo divertido.
A esa edad te importa un comino la fecha en que sucedió tal o cual batalla que detonó algo en el país o quién participó en la traición a fulanito de tal.
Recuerdo que en primaria me obligaron a leer “El Coronel no tiene quien le escriba” del inmortal Gabriel García Márquez. Encima, me pedía la profe hacer un ensayo. “¿Qué carajos es un ensayo?” —pensé con angustia.
Recuerdo que lloré varios días. No quería leer ese libro, con nueve o diez años, no entendía un carajo, así que escribir algo sobre él era misión imposible. Algo entregué, pero no recuerdo qué.
Llegó la secundaria y todo empeoró. No solo tenía que interesarme por los dramas históricos del país, sino que ahora, tocaba abarcar un poco el mundo.
Crecí detestando los libros que tenía que comérmelos a amargas cucharadas porque tampoco era opción ignorarlos y perder el año.
Por tanto, asocié los libros a fuentes de tedio infinito.
Peor aún, mi familia cercana no tuvo nunca el hábito de la lectura.
Nadie me dijo que había un mundo allá afuera y así crecí, pensando que los libros eran la cosa más aburrida del mundo.
Estaba muy equivocado, pero siendo un chaval sin orientación literaria, me perdí por años.
“ELEMENTAL, QUERIDO SHERLOCK”
Recuerdo que un día, poco antes de mis veinte, estaba en cama, aburrido de tanto Playstation. Pensaba en que tenía ganas de alguna nueva experiencia.
Recordé lo mucho que me fascinaban las historias policiacas y detectives desde que tuve edad suficiente para verlas y entenderlas.
De pronto, me vino una idea de la nada: “¡Quiero leer a Sherlock Holmes!” — exclamé mientras me levantaba y vestía emocionado para dirigirme a la librería.
Tenía poco dinero, así que solo pude comprar una compilación de algunos relatos cortos de “Las Aventuras de Sherlock Holmes” y uno de pasta dura en oferta con algunas de las novelas más largas del famoso detective.
Aún lo conservo con cariño.
Ese verano me convertí en Watson. Fui testigo de todas las aventuras del detective residente del 221-B de Baker Street, en Londres, y así comenzó mi historia.
Tiempo después, pedí dinero a mis viejos para hacerme de un libro que siempre veía en Sanborns, pero que no me animaba a llevar casa porque no sabía si me iba a gustar.
"Feliz 53 cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte”. “Pertenezco a algún momento de su pasado. Usted arruinó mi vida. Quizá no sepa cómo, por qué o cuándo, pero lo hizo. Llenó todos mis instantes de desastre y tristeza. Arruino mi vida. Y ahora estoy decidido a arruinar la suya."
Con esa irresistible sinopsis, comencé a leer. A leer de verdad. A descubrir nuevos mundos, a viajar en mi mente y disfrutar de historias que eran más grandes que las películas que veía.
“Un lector vive mil vidas antes de morir. Aquel que nunca lee vive solo una.”
— George R.R. Martin (autor de Juego de Tronos1)
POR DÓNDE EMPEZAR
Una vez que tenemos claro que la animadversión por los libros puede tener origen en el colegio y que ya entendimos que “la verdad está allá afuera”, toca ponerse manos a la obra.
PIENSA EN QUÉ HISTORIAS TE GUSTAN
En el caso que he planteado antes, mi debilidad eran las historias policiales, así que mi primer acercamiento a los libros fue buscando más historias de este género para, al menos, mantenerme en territorio conocido.
Muchas de las historias que vemos en forma de película, suelen tener origen o inspiración en los libros. Así que da igual cuál sea tu subgénero favorito: habrá historias de sobra.
ELIGE UNA HISTORIA CORTA
Si te encantó la película de El Señor de los Anillos, es poco recomendable que te adentres a sus más de 1400 páginas. Podrías sentirlo cuesta arriba, especialmente, porque “ya conoces la historia”, así que “no tiene caso seguir el martirio de leer tanto de algo conocido”.
Busca obras que estén entre el rango máximo de 400 hojas. Son libros que típicamente se leen entre ocho y diez horas, así que no lo sentirás interminable.
PONTE UNA META DE LECTURA
Al inicio te dará pereza absoluta. Sentirás que se te resecan los ojos, buscarás cualquier pretexto para ver las mil notificaciones del teléfono, todo con tal de no leer, aunque hayas dicho que si quieres hacerlo.
Nadie ha dicho que adquirir nuevos hábitos sea sencillo.
Así que decide cuántas hojas vas a leer al día. Cinco, diez o quince. Empieza con algo pequeño y manejable, algo que no interrumpa tu complicadísima agenda ficticia.
PONTE UN HORARIO DECENTE
Detesto cuando alguien dice: “leo antes de dormir, para que me dé sueño”.
Las lecturas son para disfrutar, no para inducir al sueño.
Mi recomendación es que adoptes un horario apropiado para dedicarle el tiempo que merece la historia y tu esfuerzo.
No estoy diciendo que no debas leer en la noche.
Digo que no lo uses para que te dé sueño. Esto es común al inicio, pero una vez que ya tengas un par de lecturas a tus espaldas, te ocurrirá lo contrario: vas a odiar cuando llegue la hora de apagar la luz porque toca trabajar al día siguiente.
TEN PACIENCIA CONTIGO MISMO
Por mucho que hayas establecido una meta y un horario, seguro que vas a fallar varios días. Al final, la resistencia a la lectura suele ser natural, porque requiere actividad en forma de concentración de tu parte.
Es normal que lo dejes aparcado un par de días, pero vas a ver que, la historia que elegiste, te va a llamar de vuelta.
Responde a ese llamado.
Seguro al avanzar un poco y ver lo divertido que era, te recriminarás un poco por haberlo dejado.
Perdónate y sigue leyendo.
PREGUNTAS MÁS FRECUENTES
¿Qué pasa si no me interesa leer ficción?
Existe todo el catálogo de no-ficción. Puedes decantarte por leer biografías de personajes que te inspiren, libros de desarrollo personal, libros de desarrollo profesional.
Lo que tú quieras.
¿Hay algo más corto que los libros?
Hay montones de historias cortas, cuentos cortos, ya sea de uno o múltiples autores. Pero, si aun así, quieres algo más corto, comienza con un cómic o novela gráfica. El punto es perderle el temor a leer, a considerarlo tedioso.
¿Dónde compro mis libros?
En México, las librerías más famosas son Gandhi, El Sótano, Sanborns y el Fondo de Cultura Económica.
Mi recomendación es explorar en el Fondo de Cultura Económica porque los libros son (relativamente) más baratos. Al inicio, no te animará gastarte tanto dinero en tus libros. Con el tiempo, empezarás a apreciar las ediciones especiales o más costosas, pero para comenzar, enfócate en una historia que te guste.
En el futuro, puedes ir a cualquiera de las otras tres. El Sótano puede ser abrumador, especialmente el que está frente a Bellas Artes en Ciudad de México. Tienen decenas de miles de libros, y te puedes sentir asfixiado entre tanta opción.
¿Qué hago si no tengo idea de cuál comprar?
Mucho del personal que atiende en estas librerías es lector. Diles con confianza: “estoy empezando a leer y ando buscando algún libro corto sobre ciencia ficción (o policiaco, o el subgénero que quieras)”.
Lo común es que te enseñen varias opciones y tú leas atrás la sinopsis del que más te atraiga.
Si todavía no te convence ninguno, pídeles que te enseñen dónde está la sección de Fantasía (o el subgénero que te guste) y poco a poco vas viendo cuál te llama la atención.
De cualquier manera, te dejo cinco ideas de libros cortos para comenzar, así como alguna sugerencia de ciencia ficción adictiva en los siguientes enlaces.
¿Es cierto que no hay que juzgar los libros por su portada?
Cuando estás empezando, júzgalos todo lo que quieras, al fin que seguro te gustan las películas, y algo que llama de ellas, son precisamente sus pósters.
Si un libro te parece de portada llamativa y sinopsis interesante, llévalo a casa.
Cuando tengas el hábito formado, te reirás de tus viejas creencias, y elegirás libros cuidadosamente aunque tengan la portada más triste de la historia, porque, efectivamente, no hay que juzgar libros por su portada.
¿Libros físicos o digitales?
Mi consejo es comenzar con los físicos, esto para mantenerte alejado de las pantallas, aunque los de los lectores de tinta electrónica como Kindle o Kobo tengan funcionalidad limitada para otras actividades.
Las pantallas serán a veces tus enemigos.
Te será más fácil agarrar tu libro y olvidarte del teléfono un rato para sumergirte en tu historia.
Más adelante, podrás decidir si quieres mantenerte en los físicos o mudarte a los digitales.
En mi caso, tengo más digitales, pero algunas ediciones especiales en físico son irresistibles y decoran mi librero de bonita forma.
¿Y qué pasa si el libro que elegí no me gusta?
No pasa absolutamente nada. Ve por otro. No te sientas obligado a leer algo que no te gusta solo porque ya lo pagaste, ya que entonces, volverías al inicio de todos los males: leer por fuerza deriva en tedio.
Quizá al inicio te cueste un poco dejar esas historias que ya comenzaste, pero cuando ya llevas algo de experiencia, valorarás más tu tiempo y cerrarás libros que no te transmitan lo que buscas.
La vida es corta para leer malas historias.
A veces no es la historia, sino tu estado de ánimo. Siempre puedes darles una segunda oportunidad en el futuro.
¿Y si no tengo presupuesto para libros?
Fácil. Busca una biblioteca y afíliate.
Es gratis, y puedes leer sin pagar peso alguno.
MANOS A LA OBRA
Ya sabes lo que tienes que hacer. Elige un tema y una meta de lectura diaria para comenzar en este maravilloso mundo de la literatura.
Lo que más me fascina, es la posibilidad de leer a diversos autores del mundo.
Al final, terminas conociendo la forma de vida de otros países y sus maneras de pensar. Al final del día, la ficción se basa en la realidad.
De igual forma, conforme conoces personajes, irás notando rasgos en sus personalidades que puedes asociar en el día a día.
Incluso si eres introvertido, te ayudará a conocer más sobre el carácter, actitudes, tomas de decisiones y todo lo que rodea al complejo ser humano.
Conocerás nuevas formas de tecnología, o entenderás cómo era la vida de cualquier época como los vikingos, la época medieval, el Renacimiento, el Londres victoriano, Europa entre guerras y un sinfín de opciones.
Leer te hará una persona más interesante, con más plática, con una visión más amplia del mundo.
Además, aumentarás tu vocabulario, mejorarás tu ortografía, y en una de esas, terminarás como yo: escribiendo columnas, porque en algunos casos, leer te convierte, paso a paso, en escritor, ya sea columnas, relatos, novelas o libros de desarrollo personal o profesional.
Es de las pocas actividades que son todos beneficios y cero perjuicios.
Anímate que el yo del futuro, tengas la edad que tengas, te lo agradecerá.
Y si nada de ello te interesa, también te sirve como método de desconexión de la vida, al menos, por unos momentos. No es igual que ver una película donde estás en modo pasivo. Leer requiere concentración, y al final, tu cerebro te agradece que lo “distraigas” un rato de la cotidianidad de la vida y sus problemas.
Sí, en realidad es Canción de Fuego y Hielo, pero los no lectores lo identifican como “Juego de Tronos”.
¡Tambien comencé a leer de verdad con Sherlock Holmes! Las historias de detectives son super adictivas, ya no leo mucho en ese género pero todavía me encantan. Doyle y Agatha Christie fueron los que me hicieron amar la lectura antes de que encontrara mi hogar en el género de la fantasía